¿Te ha pasado?
¿Te ha pasado que llega a tu vida una influencia tan fuerte que te hace ver las cosas con nuevos ojos, cuestionarlas y que te cambia poco a poco? A mi sí.
Tallulah, mi perrita gran danés negra, llegó a mi vida como una cachorrita de 2 meses. Aún lo recuerdo, ¡era un demonio! Con el tamaño y la fuerza de un perro adulto de talla mediana pero con la energía, curiosidad y travesura de un cachorrito cualquiera. Los celulares y zapatos masticados, los libros a medio devorar, la manguera del patio destrozada, las decenas y decenas de juguetes etiquetados como “indestructibles” que terminaron hechos añicos en la basura.
A los 7 meses ya tenía casi su talla de perro grande y aún era incansable. En momentos de exasperación estuve a punto de creer que había cometido un error al decidir compartir mi vida con ella.
Por supuesto había ido a la escuela para cachorros para socializar y aprender los básicos. Los juegos los adoraba, le encantaba estar rodeada de otros perros y brincar para distraerlos cuando estaban trabajando concentrados con sus dueños. Al menos aprendió a seguir los comandos básicos.
Después estuvo en entrenamiento básico. Tres meses de llevarla diario a la clase para que estuviera sentida el resto del día. Lo suyo nunca ha sido el orden y la disciplina. En los trabajos de grupo con otros perros y sus humanos la recuerdo miserable, vomitando y queriendo huir, mientras el resto de la clase disfrutaba de los nuevos ejercicios que siempre se enseñaban con refuerzo positivo. ¡Tallulah siempre ha sido una drama queen!
A los dos años fue esterilizada. El procedimiento mal realizado de origen casi le cuesta la vida y tuvo que ser operada una segunda vez. Fueron momentos duros que ella soportó estoicamente, siempre contenta de recibir cariño y atención.
Hoy Tallulah va para su cumpleaños número 9, una edad que puede considerarse longeva en un perro de talla gigante como lo es ella. Su cara, cuello y pecho están ya manchados de canas que la hacen ver como una montaña nevada. Aún cree que es joven y puede correr y brincar detrás de una pelota o de una ardilla, aunque la verdad es que ya no puede hacerlo por culpa de una inestabilidad vertebral en la columna baja y soy yo quién debe recordárselo a cada paseo evitando que lo haga.
Salir de la cama en las mañanas le cuesta ya trabajo. En ocasiones -y esto la mortifica y apena a más no poder- tiene incontinencia y orina cuando está profundamente dormida, por lo que debe usar un pañal por las noches.
He sido testigo, año tras año, de los cambios físicos en su cuerpo y en su comportamiento pero la verdad es que quien ha cambiado más soy yo.
Su alegría absoluta de vivir. Su inagotable curiosidad. Su facilidad para perdonar y olvidar los malos momentos. Su implacable fidelidad. Todo ello ha sido una fuente de inspiración, influencia y un motor generador de cambio para mi. El tenerla en mi vida me ha hecho quien soy el día de hoy. Sin lugar a dudas la reconozco como uno de los seres que llegó a mi vida para transformarme.
Ella fue quien me enseñó a abrir los ojos respecto a los perros en situación de abandono y de calle. Es ella quien rescató a todos aquellos que hemos podido dar en adopción de manera personal. Abriéndome los ojos fue ella quien propició el nacimiento de Vida de Perros. Y abriendo los ojos hacia una causa se abren poco a poco hacia otras.
Hoy sé que voy a luchar siempre contra el abuso, maltrato y crueldad contra los animales cambiando mi entorno e influenciando a todos mis conocidos.
Hoy sé que si soy responsable, precavida y paciente es gracias a ella. Hoy sé que soy partidaria de discutir para resolver problemas y encontrar soluciones; hoy soy más adaptable; hoy soy menos egoísta y egocéntrica; hoy soy respetuosa y todo esto es su influencia.
Hoy sé que sí entiendo mejor lo satisfactorio que es dar cariño y amor, así como el enorme privilegio que es recibirlo es gracias a su presencia en mi vida.
Dejarte sorprender gratamente por el cambio, la responsabilidad y convivencia que es compartir la vida con un perro es una más de las ventajas que obtienes cuando decides tomar este compromiso por lo que es: una relación permanente y duradera.
En Vida de Perros estamos seguros de que a ti también te ha cambiado la vida convivir con un perro, un gato o algún otro animal. ¡Compartenos tus experiencias aquí!